Cada vez más, el sector salud se apoya en las tecnologías de la información para respaldar la autogestión de los pacientes. Pero, a medida que la industria se vuelve más tecnológica, la alfabetización digital en salud se convierte en una amenaza mayor para la equidad de la salud.
Según la OMS, la alfabetización digital en salud es “la capacidad de buscar, encontrar, comprender y evaluar, la información de salud de fuentes electrónicas y aplicar el conocimiento adquirido para abordar o resolver un problema de salud”.
Contar con una alfabetización digital significa que los pacientes saben cómo usar una herramienta de salud digital, además que dan sentido a la información obtenida de las herramientas digitales y reconocen la importancia o la utilidad de estas.
La alfabetización digital se ve reforzada por el libre acceso al Wifi o una banda ancha confiable, y a la capacidad de pagar herramientas de salud digital. Sin embargo, lo más importante es tener en cuenta el papel del lenguaje en la alfabetización digital en salud. De hecho, un paciente puede usar la tecnología y comprender la información presente, pero si esta información no está en su idioma preferido, la herramienta no le resultará práctica. Y en esta industria que se vuelve cada vez más digital, será fundamental garantizar que los pacientes tengan habilidades para usar la tecnología.
El Ministerio de la Salud de Colombia señaló que el país pasó de 1.194.931 atenciones virtuales en 2020 a 10.632.159 en 2021, triplicando las cifras obtenidas antes de la pandemia.
Asimismo, es esencial que los profesionales médicos tengan en cuenta la alfabetización digital en salud, ya que un bajo nivel de alfabetización podría generar inequidades en la salud, dejando a algunas personas sin el disfrute de los beneficios que trae la participación del paciente en el proceso de salud digital.
En efecto, la baja alfabetización en salud puede traer varias consecuencias. Una de ellas radica en la profundización de las desigualdades en salud en un panorama de atención médica cada vez más digitalizado. Los pacientes no saben cómo usar las herramientas, no ven la importancia o no pueden acceder a esas herramientas en su idioma preferido, por lo que en última instancia no las usarán.
Los expertos recomiendan que los proveedores de atención médica utilicen estrategias omnicanal y multimodales que cuenten con la participación del paciente, aprovechando múltiples tipos de opciones tecnológicas y también, algunas tácticas de baja tecnología. Al hacerlo, los médicos se aseguran de que cada paciente tenga el mismo potencial para utilizar las tecnologías de participación, lo que en última instancia respalda la equidad.
Así como los proveedores evalúan la alfabetización en salud, también deben evauar la alfabetización de los pacientes.
Preguntar a los pacientes sobre el acceso a las tecnologías, si cuentan o no con algún dispositivo o si saben descargar aplicaciones o navegar, permite identificar aquellos pacientes que tienen un conocimiento limitado en estas áreas, con el fin de implementar interfaces de usuarios más intuitivas, simplificando la experiencia de los pacientes y reduciendo costos. Por ello, será fundamental contar con herramientas orientadas al consumidor, como la programación de citas en línea, la educación del paciente y los sistemas de extensión de proveedores.
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